domingo, 25 de enero de 2009

anónimo


Tuve el mal presentimiento cuando ya había pasado todo. Jamás fui bueno con eso. Siempre te lo dije, hay pedazos enteros de drama en los que sufro de petit mal. Estoy ahí, pero las cosas pasan a través mío. Es como quedarse dormido en el cine. De golpe la gente se sobresalta, pero ya no entendés por qué, y si te lo cuentan no te parece para tanto. Un poco así, la primera escena de mi despertar es de gritos con lluvia. Punto.
Pero la certeza es como ponerse un par de zapatos mojados una mañana en invierno. No se puede vivir con eso.