jueves, 29 de octubre de 2009

encuentro

iba caminado por la calle y me encontré conmigo mismo que venía en otra dirección pero caminando hacia atrás. Me dijo (me dije):

- soy el escarabajo mudando la piel, soy el frutillar de las rodillas mendocinas, soy la transpiración de una botella de coca, soy el que perdió su piedra pero la sigue empujando. Me asomo al volcán para ver porque no explota, me lloro abajo de un sauce, me escondo adentro del horno, me deshojo como un cuaderno Gloria 24 hojas rayado.

Y así nomás, se fue, y me fui.

Comi piedras

pensando que eran carne de mi carne, engañado. Las primeras fueron directo a mi estómago, y no hubo jarabe que las aflojara y amaninara mi tormento. Las otras, mas pequeñas, fueron a mis pulmones, y cada tanto asoman por mi garganta, dejándome sin respiración.
El hecho es que ahora cada vez que tengo hambre me lloran los dientes. Y las piedras, dentro mío, se quejan (con más razón todavía), me incriminan y amenazan con hados malditos por tres generaciones.
Por eso decidí, dadas las circunstancias, dejar de comer, y listo el pollo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Cerca de la revolución

Y si mañana es como ayer otra vez.

lunes, 26 de octubre de 2009

terapias alternativas

Dediqué el fin de semana a la construcción y armado de los siguientes elementos, dentro de las posibilidades geométricas de mi apartamento de 2 ambientes:

- Un garaje
- Una sala de TV

De esta manera, no sólo se duplica la cantidad de ambientes sino que, misteriosamente y desafiando las leyes de la lógica matemática, también se duplica el espacio del apartamento todo.

(próximamente fotos y testimonios de testigos sorprendidos por semejante cachetada a la física y el diseño interior)




domingo, 25 de octubre de 2009

Eso

Esa semilla que un día ingerí
des oyendo
los consejos o tal vez
sin querer queriendo
esa pastilla azul o roja
(nunca entendí matrix)
hoy es un arbol que crece
al revés
de la siguiente manera,
la copa apretándose
en mi estómago
(otro día les cuento esa angustia)
y la raíz
trepando
a mi cabeza
con ese dolor maligno
y delicioso
de quitarse una cascarita
pero unmillón de veces
más.

Radioreloj

The Velvet Underground - Who Loves The Sun

Donde antes había una emisora de radio, con programas, opiniones e invitados, hoy hay una señal que solamente pasa música.
Ni propagandas, ni flashes informativos, ni conductores cancheros.
Los domingos la prendo temprano, para que sirva de suavizante al café con leche y al diario.
Al tiempo, empecé a descubrir algún criterio de repetición entre los temas que pasaban. Algunos que me gustaban, y que nuncajamás había podido oír en otra radio.
Más tarde pude hacer un relación entre estas canciones que conocía y la hora del día en que las pasaban. Me dí cuenta que mientras The tide is high viene a la tardecita, The passenger pasa a la mañana, temprano. Y así.

Hoy no fui a buscar el diario. Juegan giles contra giles y no quiero saber nada de ese supermarketing, total, ya tengo bastante con mis propios giles, los fundamentalistas del sufrimiento. Así que encendí la radio y -café en mano- volví a la cama. El sol entraba por la persiana haciendo rayitas en la pared, y el café, más el humo espeso, eran toda la compañía necesaria.
Pasaron un par de horas (o minutos), y decidí levantarme.
Estaban pasando Who loves the sun y me di cuenta que era la hora de almorzar.

domingo, 18 de octubre de 2009

Lo dicho

Abro la ducha pero no entro.
Me parece demasiado. En lugar de eso salgo al living y pongo música y prendo un cigarrillo.
El ruido del agua cayendo en la bañadera, la ruta invisible de aviones que pasan cada 8 minutos por el cielo oscuro de mi balcón.
Me gustaría no haber leído todavía a Caicedo, pienso.

jueves, 15 de octubre de 2009

Críptico

Because I look like a business man, and you look like a "cholo".


The Beatles - Birthday






jueves, 1 de octubre de 2009

Sad vicius

Bob Dylan - Desolation Row
(fragmento)
Ceder ante el frío polar que recorre el espacio entre la piel y los huesos es algo que ya sabés que suelo hacer. Y por culpa de eso, ahora que necesito todo, que la vida me ha mostrado su costado idiota y absurdo, que el teléfono sonó de madrugada con un aire de pena irremediable tan fuerte que de sólo oírlo, ya lo sabía. Y que ahora que estoy fumando en la ventana, tratando de acomodar las piezas de esa injusticia que es la vida y me falta tu abrazo y me falta todo, no puedo más que odiar aquella escarcha del alma, esa que nunca me pude quitar, y que me alejó, irremediablemente, de vos.
Esa maldita y autodestructiva manía, que ya no quiero más.