viernes, 21 de mayo de 2010

Fragmento de una historia

Era un hombre que se habia enamorado de la hija del emperador X, trágico gobernante que se había hecho famoso por conquistar medio mundo mediante la fuerza de sus ejércitos y sus elefantes entrenados, y que tenía gustos excéntricos como escuchar lambada, comer dulce de leche del tarro, o jugar al TEG siempre con las fichas rosas.


La historia se desarrolla de la siguiente manera: El tipo se enamoraba de ella en una fiesta a la que asiste como bar tender, ella acaba de cortar con el príncipe de no se qué, y se siente festiva, tanto como para tomarse hasta el rocío de la madrugada. Así las cosas, comienzan a verse en secreto en el taller mecánico donde vive él, merced a un conflicto ideologico con el dueño de la última pensión en donde intentó quedarse. Hay posters de chicas desnudas y equipos deportivos. (Esta escena puede ser interpretada por Osvaldo Laport, no así el resto del la historia.) Ella aprende a tomar mate amargo y él le sirve queso y dulce en platos de vidrio transparente, reservados únicamente para la mano imperial de su amada.

Un día el emperador se entera (aquel emperador que se había hecho famoso por utilizar las cortinas para sonarse la nariz, que se hacía retratar caminano de perfil, con un bastón en la mano y un buzo a rayas rojo y blanco en medio de una multitud.) Y agarra y arde troya.

Un día, luego de varios días de ausencia amorosa, preséntase en el taller un edecán imperial con el siguiente mensaje.

"Estimado joven: Por orden del real emperador X, no te quiero más. Firmado: La princesa"

El desespera y en un gesto edípico, se intenta sacar los ojos con una llave inglesa. Frusta su intento el engrasado proverbial de sus herramientas.

Ella se resigna y sólo se anima a rebeldías menores, como fumar en la terraza o mojar el tostado de miga en el te con leche.

Fin

jueves, 20 de mayo de 2010

Houston, tenemos un problema


Sres. Directores
de la NASA
Cabo Kennedy
Houston
S / D

De mi mayor consideración:

Me dirijo a Uds. a fin de solicitar tengan a bien aclarar una duda que tengo desde niño, y que jamás he podido resolver, ya que en la puta vida me he cruzado con un astrofísico o similar. ¿Por qué si los extraterrestres, seres más avanzados que nosotros, capaces de llegar a otros planetas (planetas en serio, no como ese temita del supuesto viaje a la luna -tengo youtube-), ¿por qué si ellos que nos llevan años luz de evolución y viajes intergalácticos hacen naves con forma de "plato volador" nosotros las hacemos con forma de avión o cohete? ¿Somos tarados o algo? ¿Por qué no las hacemos así nosotros también en vez de esa ridiculez del cohete que obviamente no nos está llevando a ningún lado?

Sin otra particular, y a la espera de una respuesta mas o menos coherente, me despido gancho el que no se escondió es un chancho.

Lic. Rolando Rivas, taxista

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(recuerdo del ahora abandonado Palito bombón Helado)

jueves, 13 de mayo de 2010

buzón que no se vende

Volvía de una noche de espanto, y en su borrachera se abrazó a un viejo buzón, que sobrevivía silbando bajito en una esquina de la avenida.

Le sintió el aliento a alcohol, los sollozos contenidos. La crispación nerviosa y desgarrada de su manos en el abrazo confuso. Le sintió las penas, el dolor, la angustia.Y le soltó, aburrido: 

- Es demasiado triste venecia/cuando el amor ya no.

Hace tiempo que había aprendido a entretenerse recitando traducciones literales de canciones en francés a los enamorados. 

Tres mil ejercicios para descubrir el misterio del universo y liberar su mente hasta el nirvana.

Ejercicio nº2: 

- Sin modificar su rutina diaria, deberá circular por la vida prestando muchísima atención a los siguientes detalles faciales, según se ordena en este cronograma:

Lunes: Diferentes tipos de narices

Martes: Diferentes tipos de cejas

Miércoles: Diferentes tipos de orejas

Jueves: Mentón o pera

Viernes: Ojos

Dedique el sábado a elaborar un catálogo donde consigne sus descubrimientos, y el domingo a reflexionar acerca de lo sencilla y peligrosa que es la verdad.


novela corta


Prólogo:


- Un tipo como de tu edad, sentado en plaza san martín. Mira al kavanagh, a la torre de los ingleses, a los granaderos.  Se dice a sí mismo: "jamás voy a usar riñonera". 

Introducción:

- Corrés, corrés, corrés. Llegás a muchos lados, conocés a un mar de gente, te ponen apodos cómplices, te regalan un tatuaje temporal. Te aburrís.

Nudo: 

- Un granjero se acercó al stárets y le pregunto si conocía el secreto de la vida. El sabio religioso le contestó que sí. El granjero solicitó si podía comentárselo. El sabio religioso contestó que no, pero que muchas gracias por preguntar.

Des-enlace:

- La abuela de alguien le regala para navidad un sweater con la cara de foucault bordada en el frente. Tiene un sombrero con frutas, a lo carmen miranda. Cuando le preguntan de donde sacó esa imagen tan disparatada, se encoge de hombros y mirando a toda la familia declara: de una noche muy divertida.

Nota al pie: 

- Usted dijo: "Tengo una cita. En un sótano con los tontos"

Fe de erratas: 

- Donde dice: "estoy tan pálido como un fantasma, como una flor en un tallo", debería decir "no puedo ir al paraíso no-más, maté a un hombre allá".

Fin

domingo, 2 de mayo de 2010

los caminos misteriosos del señor




Estaba detenido en la góndola donde ponen los rollos de cocina. No recuerdo por qué, pero no me decidía por ninguno. Creo que porque había demasiados, y me parecía un despropósito semejante variedad. 
Por el final del pasillo vi pasar a un hombre que llevaba los brazos atiborrados de productos. Tantos, que daba la sensación de que se le iban a caer en cualquier momento.
Detrás suyo, segundos después, vi pasar a un chica que escondía botellitas de Corona dentro de la bolsa papel madera de su baguette.
Más tarde, una pareja de cincuentones: Ella empujando el carro con desidia, él contabilizando las compras con gesto adusto en una calculadora.
Después vi a una madre con un chico gritón y caprichoso sobre el carrito, a un anciano de traje azul impecable que escupió el piso al pasar, a una pareja de hippies comprando brownies de caja, a un repositor que se metía el dedo en la oreja, a una señora hablando a los gritos por el blackberry, y a un nene de 2 años y 2 meses que desde su cochecito me miró fijo, dándome a entender que sabía algo que yo ignoraba.
Entonces caí de rodillas y elevando las manos al cielo radiante de tubos fluorescentes exclamé, en éxtasis:

- ¡Oh Elohim, que tu as fait toutes choses comme perfection imparfaite!

(que luego me enteré, quiere decir:  Oh Elohim, que has hecho todas las cosas con tan imperfecta perfección!)

Inmediatamente después, el rayo del Altísimo descendió sobre mí y fui incorporado, como quien no quiere la cosa, a la lista de los 144 mil elegidos.