viernes, 30 de septiembre de 2011

cartas de amor

La carta que me escribió #lapioja dice así:

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yo- ¿Y que dice acá, pioja?
pioja- Son garabatos, papá, yo no se escribir.


jueves, 29 de septiembre de 2011

jardín primitivo #update

Pequeña actualización del mundo vegetal que me rodea en un octavo piso.

-Santa Rita: su nombre canónico no la ha preservado de las inclemencias del invierno. Se apresura a florecer para el mes de noviembre, siempre y cuando la enredadera la deje en paz.

-Enredadera: Usurpadora de macetas, acogotadora de vecinas, trepadora serial. Es el equivalente a esa compañera de trabajo tuya que está buenísima pero es una forra. Yo, como soy fácil, la perdono o la quiero.

-Jazmín Paraguayo: Es el eslabón perdido entre una flor y un cactus. Tiene forma de rosa y consistencia de goma eva. Como buen inmigrante, se instala en una maceta y al tiempo invita a sus familiares a okupar macetas ajenas. Adoro su don constructivo y acomodaticio. Es ideal para llevar al trabajo. No se queja, no pide luz ni agua, y nunca te falla. (*)

-Laurel Rosado: Primo hermano del laurel de cocina, advierte con sus hojas alargadas como vainas que si le agregás una al puchero agarrás y te morís. Suele establecerse en plazas y boulevares, aunque asegura que tiene mejor vista desde mi balcón.

-Petunia: Con nombre de tía de cuento de Cortázar, este clásico dicotiledóneo (ponele) ocupa un lugar delicado y sereno en el balcón. Solterona y alejada de la enredadera, florece orgullosa cada domingo, entre que vuelve de misa y prepara el vitel toné para sus sobrinos.

-Planta prohibida: Razones de dudosa legalidad apuran a este cronista a ocultar su verdadero nombre. Verde y pegajosa, florece para el otoño y riega de felicidad el interior de la casa, aunque viva afuera. Su condición de prófuga de la justicia la obliga a camuflarse detrás de las cañas y la Santa Rita, que la sermonea a más no poder. Sufrió un corte feroz el pasado abril, y aún intenta recuperarse, con promesas de otro verano fatal.

-Caña: Se ubica el espacio intermedio entre vegetal y adorno de pallier de edificio nuevo. En el balcón oficia de camuflaje para la planta prohibida, defendiéndola de las miradas chismosas de las señoras que cuelgan la ropa en la terraza. La tortuga suele preferir su sombre, aunque no sus hojas insulsas. Añora un futuro dedicada a la pesca, aunque no estaría pasando la prueba de altura.

-Natalia-Natalia: Existen varias NN refugiadas en el balcón. Actualmente en proceso de documentación y categorización de su especie. Ampliaremos, apenas reverdezcan.

(*Me informan que el Jazmín Paraguayo no es como yo lo describo. Ampliaremos.)

sábado, 24 de septiembre de 2011

seis/siete/ocho versión #dios le da pan

seis Un día vi a un tipo que iba en silla de ruedas, por el medio de la calle, agarrado a una moto que lo arrastraba. Yo venía atrás, con el auto. En la esquina de Lacroze y Freire se soltó y dobló hacía la izquierda, cruzando la avenida. Era como un Marty McFly del subdesarrollo.

siete Leí que un satélite de la Nasa está por caer sobre la tierra, y que tiene el tamaño de un colectivo. El impacto podría ser en Nueva Zelanda, Mozambique, Italia o el sur de Argentina y Chile, señaló con precisión el vocero de esta agencia espacial, mientras tomaba mate en una tacita de loza y charlaba con el delegado de UPCN sobre los resultados del bailando.

ocho Francisca no me deja bailar las canciones del final de las películas, ahora que va a clases de Danza.

martes, 6 de septiembre de 2011

#héctor larrea

Había un radioreloj de madera, con los números cuadrados que se iban cambiando, tac tac cada minuto, en la esquina de la heladera. 
Por la mañana se escuchaba Rapídisimo. Hetitor decía: supermercado Loma hermanos, pegadito al Policlínico de san martín, me acuerdo. Y a mi me flasheaba esa palabra, el policlínico.
Cuando íbamos a visitar a mi abuela en el renault 6, todo por ruta 8, le pedía a mi viejo que me avisara cuando estuviéramos por pasar.
Yo miraba ese hospital gigante y no entendía nada.
El otro día, en cambio, pasé de nuevo, ya con mi propio auto. En la radio había alguien haciéndose el canchero, contando chistes como los que cuentan mis amigos después del partido.
El hospital me resultó vulgar y despintado, y me di cuenta que jamás de los jamases tengo que ver de nuevo Seis para Triunfar.

lunes, 5 de septiembre de 2011

#josé tiburcio

A mi me gustan los tiburones blancos, grandes, esos con la mirada playmóvil, que se comen a la gente sin dar tanta vuelta, y que después los pescan, al final de la película, y nadie sabe que tienen un pedazo de protagonista dentro. 
Me gustan porque tienen cara de tiburones, porque nadan moviendo el hocico con gesto de empleado público, porque a la hora de comerse a alguien primero lo tironean hacia abajo, como para darle un sustazo, y recién después se lo mandan. 
Tienen esas cosas.
Me gusta que tengan aleta para avisar que están cerca, para generar clima, lo cual es todo un detalle. Me gusta pensar que cuando nadan, van haciendo con la boca la musiquita de tiburón.