MADUREZ
Soles ancianos;
madura el horizonte en los caminos.
Tu piedad es alondra en mis mañanas.
¡Hazme nuevo en los cantos de tu vida!
Mi sueño es un aroma
gris y ya viejo de sí mismo.
¡Ah, cómo son de tristes las madureces!
Mi soledad es pura,
como un desierto
lavado en las estrellas;
alta cual la montaña
en que resbalan mis espantos.
Todas las albas de la eternidad
dejáronme las huellas de sus anunciaciones;
pero mi sueño es gris y viejo.
¡Madura el horizonte en los caminos!