viernes, 18 de septiembre de 2009

Donde va la gente cuando llueve

Te lo digo yo, que laburo en la calle todo el día:

La mujer es ese ser delicado, maravilloso y sensible, que al portar un paraguas en un día de lluvia se transforma en la criatura más desconsiderada y egoísta del mundo. Nunca (nunca) levantan un poco el paraguas cuando vienen de frente (con el consiguiente lacerado a la altura de los ojos para el transeúnte que se las cruce) y en general optan para su caminar por el costado interno de la vereda, el de los techitos, disfrutando de una doble protección y exiliando al resto de la humanidad a la lluvia más cruda y concreta.

La mujer se vuelve muy poco macanuda cuando porta un paraguas.

5 comentarios:

Luc dijo...

Yo pienso lo mismo, y las mujeres, cuando avanzan en edad, empeoran su conducta paragüil.
Yo no uso paraguas y suelo transitar (cuando puedo) por debajo de los techitos de los negocios. Se supone que esa seria la senda peatonal del "sin paraguas"; sin embargo, estas señoras de edad avanzada no se sienten felices por la senda del "con paraguas" y es así como hay que esquivar más los chorros de agua que emanan de sus aparatejos que los que caen de las marquesinas.
¡qué cosa la vida! ¿no?

Luc dijo...
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Juan-D dijo...

la lluvia es para estar adentro

marìa lluvia dijo...

me da intriga el suprimido. y la lluvia es para estar afuera.

Luli dijo...

¡Lo niego rotundamente! Nunca ensarté con un paragüas y no lo volvería a hacer!!!
Hablando enserio...No señor, egoísta es casi un halago para esos seres despreciables que usufructuan el protegido metro cuadrado aéreo!! No merecen mi respeto...y sospecho que no les interesa.
Ahora bien...una cosa es caminar por el lado de adentro y otra ensartar ojos ajenos. En el primer caso, mi estadística habla de paridad en los sexos
En lo que hace a la ensartada...solo puedo alegar que la mujer es estadísticamente más pequeña, por lo que se ven aumentadas las probabilidades de encontrarse con alguien más alto a quien le calce justo la altura del pituto del paragüas. Y, también estadísticamente hablando, nos importa más un bledo el ojo ajeno que el peinado nuevo!
Somos mujeres, qué joder!!