martes, 8 de diciembre de 2009

Atlas

(Fragmento de un diario de viaje encontrado en un volquete de la calle 11 de septiembre)

"Llegar a la isla de burukh es como tomar el ferry a Dover. Claro que sin la misma gente, sin la niebla, sin la presencia intolerable de Sir Raleigh y su conversación asfixiante. Y básicamente sin el ferry. Quiero decir: hay que llegar por agua. Esto está claro desde el momento en que les indico que se trata de una isla, pero teniendo en cuenta la posibilidad (ínfima tal vez) de que algún lector desprevenido desconozca esta rudimentaria clasificación, lo aclaro. Hondas cavilaciones me sumergen en la inteligencia de que tal vez jamás haya lector alguno, con lo cual supongo que mi aclaración fue en vano y estoy gastando los últimos rollos de papel (comprandos a precio oro en madagascar) en estúpidas controversias. Podría haber empezado diciendo: "La isla de Burukh es como una península, pero separada de la tierra" pero ya, lo mismo da, tanta precaución.
La isla de Burukh es, entonces, una isla desprovista de contacto con la tierra, no ya en el sentido geográfico (otra vez lo mismo) sino más bien en el sentido existencial. Sus habitantes proceden del centro mismo de la isla (así lo señalan cuando les pregunto de donde habían llegado) y jamás pueden abandonar su territorio. No es que esté prohibido, pero desconocen la tecnología naval por completo, y a decir verdad, no les interesa en lo más mínimo cualquier cosa que suceda allende el mar. Irse es igual a morirse, en sentido real y metafórico.
Desconocen la escritura, pero a ojo nomás, se nota que utilizarían, como el cronista, la mano izquierda para redactar."

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