lunes, 31 de agosto de 2009

Santa Rosa

Es una metáfora de la vida misma. Primero un frío polar, después un veranito ilusionante, y a la final, tormenta.
Es como decirte: todos los veranos terminan en lluvia. Y somos, a la final, retratos nuestros, escondidos, envejeciendo en un placard.
También es un oasis a la distancia. Uno que no que desaparece cuando nos acercamos. Más triste, se queda ahí para poder desilusionarnos. Existo, pero soy así.
Y a pesar de eso no te importa. Ya lo sabías. Corrías hasta el paraíso sabiendo que no era para tanto.
Pero el gusto, eso no te lo saca nadie. Ya llega, corriendo, el desengaño, pero el gusto ese, fugaz y pobre, es tuyo para siempre. Por eso corrés, todas las veces.
Es como que te regalen un chupetín, pero de coca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El último renglón arruinó todo.

Juan-D dijo...

es la desilusión final. gracias!

N* dijo...

A mi el último renglón me pareció una perfecta analogía.