martes, 6 de septiembre de 2011

#héctor larrea

Había un radioreloj de madera, con los números cuadrados que se iban cambiando, tac tac cada minuto, en la esquina de la heladera. 
Por la mañana se escuchaba Rapídisimo. Hetitor decía: supermercado Loma hermanos, pegadito al Policlínico de san martín, me acuerdo. Y a mi me flasheaba esa palabra, el policlínico.
Cuando íbamos a visitar a mi abuela en el renault 6, todo por ruta 8, le pedía a mi viejo que me avisara cuando estuviéramos por pasar.
Yo miraba ese hospital gigante y no entendía nada.
El otro día, en cambio, pasé de nuevo, ya con mi propio auto. En la radio había alguien haciéndose el canchero, contando chistes como los que cuentan mis amigos después del partido.
El hospital me resultó vulgar y despintado, y me di cuenta que jamás de los jamases tengo que ver de nuevo Seis para Triunfar.