Volvía de una noche de espanto, y en su borrachera se abrazó a un viejo buzón, que sobrevivía silbando bajito en una esquina de la avenida.
Le sintió el aliento a alcohol, los sollozos contenidos. La crispación nerviosa y desgarrada de su manos en el abrazo confuso. Le sintió las penas, el dolor, la angustia.Y le soltó, aburrido:
- Es demasiado triste venecia/cuando el amor ya no.
Hace tiempo que había aprendido a entretenerse recitando traducciones literales de canciones en francés a los enamorados.
0 comentarios:
Publicar un comentario