jueves, 13 de mayo de 2010

buzón que no se vende

Volvía de una noche de espanto, y en su borrachera se abrazó a un viejo buzón, que sobrevivía silbando bajito en una esquina de la avenida.

Le sintió el aliento a alcohol, los sollozos contenidos. La crispación nerviosa y desgarrada de su manos en el abrazo confuso. Le sintió las penas, el dolor, la angustia.Y le soltó, aburrido: 

- Es demasiado triste venecia/cuando el amor ya no.

Hace tiempo que había aprendido a entretenerse recitando traducciones literales de canciones en francés a los enamorados. 

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