Un perro dálmata con un papel en la boca ingresa al edificio del pentágono, o tal vez del kremlin. Es un edificio inmenso, repleto de gente, con banderas colgadas de las paredes y relojes que marcan distintas horas. El perro avanza esquivando unos molinetes y los guardias de seguridad lo persiguen pero logra perderlos con facilidad. Parece que conoce el camino, porque no se detiene en ningún momento, subiendo escaleras y doblando con seguridad en todas las esquinas. Llega a un hall alfombrado desde donde se abren siete pasillos. Elige el tercero, es un pasillo larguísimo, con muchas oficinas, todas iguales. Se detiene finalmente. Con un pequeño salto abre la puerta de una oficina y se planta frente a un escritorio. Hay un hombre fumando en la ventana. Es un militar con el pecho lleno de medallas. El perro le entrega el papel y se aparta unos pasos.
El militar lee: "Le ruego que no se asuste". Extrañado, levanta la mirada hacia donde está el dálmata.
El perro, con voz serena, repite: "Por favor. Le ruego que no se asuste".
El militar lee: "Le ruego que no se asuste". Extrañado, levanta la mirada hacia donde está el dálmata.
El perro, con voz serena, repite: "Por favor. Le ruego que no se asuste".
2 comentarios:
genial
Me gusta como escribes, y hablando de quinielas, visita mi blog.
Gracias saludos.
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