Estaba detenido en la góndola donde ponen los rollos de cocina. No recuerdo por qué, pero no me decidía por ninguno. Creo que porque había demasiados, y me parecía un despropósito semejante variedad.
Por el final del pasillo vi pasar a un hombre que llevaba los brazos atiborrados de productos. Tantos, que daba la sensación de que se le iban a caer en cualquier momento.
Detrás suyo, segundos después, vi pasar a un chica que escondía botellitas de Corona dentro de la bolsa papel madera de su baguette.
Más tarde, una pareja de cincuentones: Ella empujando el carro con desidia, él contabilizando las compras con gesto adusto en una calculadora.
Después vi a una madre con un chico gritón y caprichoso sobre el carrito, a un anciano de traje azul impecable que escupió el piso al pasar, a una pareja de hippies comprando brownies de caja, a un repositor que se metía el dedo en la oreja, a una señora hablando a los gritos por el blackberry, y a un nene de 2 años y 2 meses que desde su cochecito me miró fijo, dándome a entender que sabía algo que yo ignoraba.
Entonces caí de rodillas y elevando las manos al cielo radiante de tubos fluorescentes exclamé, en éxtasis:
- ¡Oh Elohim, que tu as fait toutes choses comme perfection imparfaite!
(que luego me enteré, quiere decir: Oh Elohim, que has hecho todas las cosas con tan imperfecta perfección!)
Inmediatamente después, el rayo del Altísimo descendió sobre mí y fui incorporado, como quien no quiere la cosa, a la lista de los 144 mil elegidos.
2 comentarios:
je! me gustó!
*y de paso pasé el dato si todavía hay lugar*
http://www.youtube.com/watch?v=OWtylSdKSfA
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