lunes, 18 de mayo de 2009

Perder




Aztecas Tupro - Needles and Pins






La semana que viene voy a perder las llaves, la matrícula profesional o el ticket de los peajes que después me reembolsan en el trabajo.
No estoy orgulloso ni mucho menos, al contrario, me siento bastante pavote.
Pero ¿sabés qué? la experiencia es un peine que te dan cuando ya sos pelado.
Mentira, quería poner esa frase hace meses en una oración. Lo que en verdad estoy tratando de decir es que uno se acostumbra a todo.
La semana pasada perdí un papel del trabajo, la anterior; las llaves de la terraza. Hará cosa de un mes perdí el cargador de baterías del celular, y pase una extraña semana dedicado a una actividad interesantísima: la de "robar batería" de cargadores ajenos, en casas de familia, oficinas del trabajo y fiestas particulares. Lo recomiendo.
Y así las cosas, hoy me levanté con la novedad de que había perdido mi tarjeta del cajero.
Ya busqué por todos lados, ya pregunté a mis amigos, ya revisé en los bolsillos. Lo hice con desgano, como cumpliendo un ritual obligatorio pero que se sabe inútil.
No siento ni bronca ni desesperación. Más bien estoy resignado, y un poco fastidioso. Y ya.

Así que señores, estoy listo para pasar una semana de bajo presupuesto, agotando mi alacena y aceptando cualquier invitación a cenar, así como tambien alimentos no perecederos, y donaciones varias.
Perder es también una pequeña aventura.

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