miércoles, 27 de mayo de 2009

Plaga

Se me llenó la cocina de una especie de moscas diminutas que resisten a cualquier tipo de intimidación.

El primer día pensé que era algo ocasional. Mañana se van, dije, y me fui a dormir, previo rociado con insecticida.
Ya se imaginan: cuando regresé a la mañana ahí estaban, metidas en sus cosas, volando furiosas cuando irrumpí a repasador limpio.

El segundo día fui más dedicado. Tapé la fruta con el mantel, y puse empeño en alcanzar con el insecticida los rincones más adecuados (pensé yo) en donde se podría esconder una mosca pequeñita.

El tercer día me puse de mal humor.

El cuarto día lo busqué en el google. Para qué. Las recetas incluían ingredientes como cipermetrina o aceite de pescadilla.

Las mosquitas, mientras tanto, ven el raid y se ríen de janeiro.

¿Qué sigue? ¿Langostas?

Voy a repasar mi antiguo testamento, no sea cosa que algún adonai se haya ofendido conmigo.

0 comentarios: