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Hay que decir que no teníamos la mejor relación.
Ella me despertaba de noche y yo la echaba de mi cama. Ella pedía que le den leche, y yo, aconsejado por una amiga, me negaba. Ella me miraba fijo y torcía la cabeza antes de irse a pasear por la baranda del balcón, mordiendo las hojas de mis plantas.
Era un hábito riesgoso que nunca aprobé pero que tuve que resignarme a aceptar. No había forma de enseñarle que era peligroso.
Ella, confiada y presumida, me miraba con expresión vacía y seguía su paseo por la cuerda floja.
A veces, la encontraba en el pilar del balcón mirando el río a lo lejos.
Aprendí a dejarla hacer, aunque siempre temía por ella o me enojaba.
Pero así y todo yo creo que nos queríamos. Yo la escuchaba maullar cuando ella escuchaba la puerta del ascensor y se paraba a esperarme frente a la puerta. Yo la dejaba ver tele conmigo a pesar de que se paraba en la mesita y me tapaba, tratando de arañar a Santo y Maríalaura.
Y anoche, en circunstancias que aún faltan esclarecer; el destino se llevó sus pies de felpa y su pelo de tres colores para siempre.
Y yo que amo la comedia dramática de Wes Anderson, sonrío con lágrimas en los ojos acordándome de ella.
Ella me despertaba de noche y yo la echaba de mi cama. Ella pedía que le den leche, y yo, aconsejado por una amiga, me negaba. Ella me miraba fijo y torcía la cabeza antes de irse a pasear por la baranda del balcón, mordiendo las hojas de mis plantas.
Era un hábito riesgoso que nunca aprobé pero que tuve que resignarme a aceptar. No había forma de enseñarle que era peligroso.
Ella, confiada y presumida, me miraba con expresión vacía y seguía su paseo por la cuerda floja.
A veces, la encontraba en el pilar del balcón mirando el río a lo lejos.
Aprendí a dejarla hacer, aunque siempre temía por ella o me enojaba.
Pero así y todo yo creo que nos queríamos. Yo la escuchaba maullar cuando ella escuchaba la puerta del ascensor y se paraba a esperarme frente a la puerta. Yo la dejaba ver tele conmigo a pesar de que se paraba en la mesita y me tapaba, tratando de arañar a Santo y Maríalaura.
Y anoche, en circunstancias que aún faltan esclarecer; el destino se llevó sus pies de felpa y su pelo de tres colores para siempre.
Y yo que amo la comedia dramática de Wes Anderson, sonrío con lágrimas en los ojos acordándome de ella.
8 comentarios:
Perdón por mi risa desubicada del otro día. Lamento mucho lo de tu gata!
Luqui
Mejor sonreír con lágrimas en los ojos, que llorar con una sonrisa en el rostro.
Saludos.
Luqui: No te preocupes, fue hermosa tu visita. Justo en un día dificil!
Nat: Tengo el presentimiento de que te conozco. gracias por el consejo.
que triste lo de tu gata, y que alegría encontrarte con nuevo blog.
Me gusta leerte duaca, cha gracias.
pero que paja esto de poner las letritas de verificación.
salú
Conocer no sé, fui alumna tuya (¿suya?...je)de Pilar.Voy a seguir pasando...
Gracias por corresponderme la firma!
Si si, me di cuenta por tu blog!
Como llegaste aquí?
Pobre Cosita!!! Pena. Temía para ella ese desolador final ...
Nana
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