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Sufrir lo justo y necesario para justificar un poema. Sufrir para mostrar cicatrices diminutas en bares y que no valgan un trago.
Sufrir porque se sufre pero intentado evitarlo, sin estar orgulloso ni triste ni nada. Así es la vida. Pequeños sufrimientos exagerados.
Ir a trabajar afiebrado, y no poder faltar porque es el primer día. Volver y que llueva y que no haya subtes.
Que se de vuelta el paraguas, tirarlo en un volquete naranja.
Y volver sin apuro porque nadie espera tu urgencia con una taza caliente al final del abrazo.
Y frenar en una vidriera, y pensar que aquello que exhiben te encantaría.
Pero no poder decirlo.
Sufrir porque se sufre pero intentado evitarlo, sin estar orgulloso ni triste ni nada. Así es la vida. Pequeños sufrimientos exagerados.
Ir a trabajar afiebrado, y no poder faltar porque es el primer día. Volver y que llueva y que no haya subtes.
Que se de vuelta el paraguas, tirarlo en un volquete naranja.
Y volver sin apuro porque nadie espera tu urgencia con una taza caliente al final del abrazo.
Y frenar en una vidriera, y pensar que aquello que exhiben te encantaría.
Pero no poder decirlo.
2 comentarios:
Excelente eso de sufrir lo justo y necesario para justificar un poema.
Habría que ver qué clase de poesía uno escribe, en todo caso.
Sentirme la más solitaria del mundo cuando todos cantan y yo no tengo qué.
Nana
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